"No puedo creer que estoy acá con
vos. ¿Qué hago acá? Explicame. Mirá si hay alguien que conoce a mi
marido y después le cuenta, o no le cuenta y lo ven como el pobre tipo que labura mientras su
esposa está con
otro hombre en un bar. No sé por qué me llamaste. Pensé que eras lo suficientemente vivo como para darte cuenta de que fue una vez sola y nada más. Sabés que
soy casada. ¿Qué querés de mi? ¿Qué esperas de mi? Te querés sacar la
calentura. Querés contarle a tus amigos que te cogés a una casada. Claro, vos no tenés nada que perder. De verdad, te pido por favor que no me llames más. Esto no va.
Ni hace falta que abras la boca, ya sé qué me vas a contestar. Según vos, amigos no podemos ser. Muy bien, si no podemos ser amigos, entonces no seamos nada. No te voy a negar que
con vos me siento bien, me divierto. Pero nada más. Estaba
borracha y para que veas que aun estando borracha era consciente de todo, yo fui la que sugirió que fuéramos al baño, que en la cocina estábamos a la vista de todos. No te voy a negar que la pasé bien, que me gustó todo, la
aventura, la locura de hacerlo en un baño de una casa que estaba en plena fiesta. La aventura de una mujer casada. Después casi te llamo, pero no. Y me llamaste vos. No te iba a decir que no. Era bueno que nos viéramos para aclarar los tantos.
Aclaremos entonces: lo que pasó fue un momento de borrachera, de bronca hacia mi marido y
justo te me cruzaste vos. No soy
cualquier mina. No me cojo al
primero que se me cruza. Y no digo que vos fueras el primero que se me cruza, sabés a lo que me refiero.
No me llames más. De verdad, no me llames más y se terminó. Si estás caliente, hay miles de mujeres que están solas y que quieren coger. Estoy casada, a ver si te queda claro.
Ca-sa-da. Ahora mi marido me debe estar esperando, así que prefiero irme y no sé, nos veremos otro día, en otro momento, en otra vida.
Para mí sí podemos ser amigos, pero si vos decís que no te lo respeto, pero te pido de verdad que no me llames más. Ya estamos
grandes los dos, vos y yo.
Me parece que fui clara. Paguemos la cuenta y ya. Algún día hablemos. Me gustaría que fuera para ser amigos. Si no, de verdad, no me llames más".
No volví a llamarla.
Y algunas noches, todavía, sus palabras retumban en mis oídos.
("Ser feliz me da vergüenza y otros cuentos", S. Wainraich)
4 COMENTARIOS:
jajaaa, es muy bueno.. senti que estaba viviendo la escena mientras leia... buenno blog
No todas somos asiii!!
hay veces que las mujeres son insoportables
hay veces que los hombres medio machistas cuanod son igual o peor de insoportables que las mujeres...
Publicar un comentario