La puja por el poder en Argentina

Era sabido que éste era un año clave para el futuro político en Argentina. Sin embargo, el inesperado proyecto para adelantar las elecciones legislativas nacionales “por única vez” al 28 de junio por parte del Gobierno (el mismo día que había fijado Mauricio Macri para los comicios porteños), generó una situación impensada con la que el mapa político oficial y opositor debió adaptarse de inmediato.

Tras diez horas de debate, el primer paso se dio el miércoles 18 en la Cámara de Diputados, gracias a que el oficialismo aprobó el proyecto con 136 votos, contra 109 de la oposición. El jueves 26 se debatirá la medida en el Senado, según lo fijó la comisión de Asuntos Constitucionales de esa cámara.

En la elección nacional de este año se renovará la mitad de los 257 puestos de la Cámara de Diputados y un tercio de los 72 espacios del Senado.

¿Por qué el Gobierno pretende modificar el cronograma electoral?

El viernes 13, la primer mandataria advirtió que "sería suicida" para Argentina estar en una campaña electoral "permanente" en medio de la crisis financiera global. Además, el Gobierno buscaría evitar el impacto negativo de probables futuras derrotas en las elecciones locales de Santa Fe o Corrientes, imitando el resultado negativo conseguido, el 8 de marzo, por el kirchnerismo en Catamarca.

La decisión de la Casa Rosada descolocó a la oposición. La alianza entre el Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, Francisco De Narváez y el ex kirchnerista, Felipe Solá, tuvo su primer cortocircuito: Macri debió dejar de pensar en los comicios locales para concentrarse, radicalmente, en los nacionales y decidir si impulsar o no a Gabriela Michetti al Congreso. “Si ayuda a enfrentar mejor la crisis y a un debate nacional, nos subimos” dijo el Jefe porteño. Felipe Solá se mostró indignado con el proyecto electoral del Gobierno y acusó a la medida de aumentar las posibilidades de “fraude” y que “suena a desesperación y a decadencia”. Exactamente en la otra vereda, pero miembro de la misma alianza, Francisco de Narváez se expresó a favor de la medida: “El Gobierno está débil, y en cualquier democracia cuando un gobierno está débil, anticipa las elecciones. No hay que tenerle miedo a las urnas”. Su postura se debe a que en las encuestas, su nombre aparecería por encima del de Solá en la pulseada para liderar la nómina de candidatos a diputados por Buenos Aires. Finalmente, el lunes 16 se anunció, en el Congreso, la unión de toda la oposición, en los que se destacan el macrismo, el peronismo disidente, la UCR, la Coalición Cívica y el Socialismo, en contra de la iniciativa propuesta por el gobierno de Cristina Kirchner.

Por otro lado, los conflictos sociales en Argentina, son claves en el resultado electoral. Luego de intensas reuniones entre la Mesa de Enlace y los ministros Florencio Randazzo (Interior) y Débora Giorgi (Producción), las negociaciones sobre el conflicto con el campo, entraron en un “punto muerto” según admitieron voceros del Gobierno. El sábado 21 se dio inicio a un nuevo paro agropecuario, que durará hasta el viernes 27, debido a la negativa oficialista de tratar el tema de las retenciones.

Mientras tanto, la inseguridad. Policías asesinados, violadores libres, debates sobre la pena de muerte, todo en un marco de miedo generalizado. El Gobierno acusa a los medios de propagar una “sensación de inseguridad” mientras le pide al Poder Judicial eficacia y la Justicia responde exigiendo mayor presupuesto.

El futuro de Argentina se ve envuelto en una pelea de poder, intensificado por la crisis mundial. El proyecto para adelantar la elección legislativa sólo aceleró los tiempos de una pelea inevitable y desordenada en la que, sus consecuencias, positivas o negativas, recaerán en toda la sociedad.